¿Qué no pueden vivir juntos perro y gato? Esto es más un mito que una realidad, ya que ambas especies pueden vivir en armonía y con más facilidad si han empezado este proceso desde cachorros.
Cabe recalcar que existe un período de socialización comprendido entre las 3 y las 12 semanas de edad para el perro y las 2 a las 9 semanas de edad para el gato. En esta etapa de socialización el proceso de convivencia de manera adecuada mediante el cual tu mascota se acostumbra y aprende a reacciona frente a otras especies. A continuación te contamos varios tips para conseguir que estos amiguitos puedan vivir en armonía.
1. Visitar al veterinario. Antes de llevar cualquier animal entre a casa, nos debemos asegurar de su estado de salud, por lo tanto una visita al veterinario nos indicará si son necesarias vacunas, desparasitaciones o algún tipo de prueba para descartar enfermedades virales que podrían transmitirse.
2. Habilitar una zona segura. Debe ser un espacio neutral para el nuevo integrante de la familia, dejando una gran parte de el espacio de casa para el miembro más antigo y que de esta manera no se sienta aislado por el nuevo integrante: Hay que poner un platito para su comida y otro para el agua, además cama, un escondite, juguetes, arenero, rascador en caso de que sea un gato, y si fuese un perro también deberas darles sus propios juguetes, sus platos para comida y agua, además de una cómoda y suave camita.
3. Acostumbrales a los olores. Te recomendamos utilizar una toalla o prenda de ropa frotarla por el cuerpo del nuevo integrante y dejársela al otro para que la huela, nunca frotaremos la toalla con el olor de un animal por el cuerpo del otro. Se trata simplemente de dejarla y permitir que se acerquen a su ritmo para olerla.
4. No castigues. El objetivo es buscar que ambos convivan en armonía, por tanto pese a que en algún punto pueda surgir un conflicto entre ellos, no debemos castigar estas conductas que ellos emiten como parte de su lenguaje (gruñidos, bufidos, pelaje erizado etc). Simplemente, si lo creemos necesario intervendremos separándolos momentáneamente, hasta que los ánimos estén más calmados.
5. Se paciente y realista. Cualquier cambio conlleva un período de aceptación y adaptación. Esperar que de buenas a primeras se lleven bien, es una visión poco realista y que en pocas ocasiones sucede. Debemos siempre permitir cierto margen de adaptación.
Poco a poco. No forzar nunca la relación entre ellos, cuanto más natural sea todo, mucho mejor.
6. Evita dedicarle más atención a uno que al otro. La mascota que ya convivía con nosotros debe continuar recibiendo la misma atención y, si es posible, en presencia del nuevo miembro, para que entienda que aunque esté el otro continúa recibiendo cariño.
Respeto de las necesidades de cada especie y de cada individuo por separado. Por ejemplo el gato necesita controlar al máximo su entorno, ya que para sentirse cómodo necesita tener un sitio donde esconderse o huir en un momento para alejarse del ruido y del estrés. Mientras que el perro necesita normas y rutinas marcadas para encontrar su equilibrio.
El bienestar de cada animal radica en respetar la relación que ellos establezcan.
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